Después de encontrar la obra Los retratos o tablas de las historias del Testamento Viejo de 1543, González Echeverría guiado por las declaraciones de Jean Frellon a la Inquisición francesa de que Miguel Servet le había traducido una gramática latina al español, comprobó las traducciones españolas obras gramaticales latinas, de la imprenta de Frellon. Ese mismo año había una obra anónima con esas características, la edición de Erasmo y Cordier de los Dísticos de Catón, para la enseñanza del latín a niños españoles.
Disticha de moribus nomine Catonis inscripta, cum Latina & Hispanica interpretatione. Epitome in singula ferè disticha. Dicta sapientum cum sua quoque interpretatiuncula. Lugduni, sub scuto coloniensi, apud Ioannem & Franciscum Frellonios, fratres. (1543, Lyon, Francisco y Juan Frellon).
Durante la Edad Media – y también anteriormente- se había popularizado en las escuelas El Catón, como una obra con parejas de versos, cuyo ritmo métrico y su relación con el significado de las palabras y las ideas la hacían muy pedagógica, tanto para la enseñanza de la moral, como para la enseñanza del latín. Erasmo en 1513 había corregido y revisado los errores de esta obra latina, y posteriormente Mathurin Cordier había realizado una versión más enriquecida, con sus comentarios, al francés, con citas a otros autores clásicos. La obra constituía una gran labor pedagógica por parte de Cordier, preparada con una estructura que los niños encontrasen atractiva para ir aprendiendo el latín, con un epítome, un par de versos latinos, y un análisis gramatical.
En 1543, los hermanos Frellon se decidieron a editar una versión con traducción española de la misma obra, siguiendo el estilo de Cordier, y con el objetivo de enseñar los rudimentos de la lengua latina a los más pequeños. Esta es por tanto una de las gramáticas latinas al español que Frellon aseguró que el maestre Miguel de Villanueva le había traducido en su taller. Habría algunas más.
En esta obra hay un prólogo que firma Jean Frellon, y para entender más sobre la nula importancia que estos prólogos firmados por impresores tienen sobre las autorías de las obras, recomendamos consultar el párrafo que dedicamos a ello en la sección Los retratos o tablas de las historias del Testamento Viejo, que vale para ver ejemplos que prueban esto, así como la presencia de otra persona que realiza estas obras y traducciones en dicho taller. Efectivamente, y ya centrados en esta obra, el autor no es Jean Frellon, pues Jean Frellon sería el que contrataría a Miguel de Villanueva, precisamente para las traducciones de estas obras, como el mismo dijo a la Inquisición en 1553. Y tenemos el ejemplo de Cordier firmando las versiones francesas. ¿Por que no se firma esta obra, si parece que no hay riesgo? Porque el autor tiene alguna razón personal, exáctamente igual que en Los retratos o las Tablas, o en todo el resto de las obras. Como siempre, referimos al brutal episodio de toda la Universidad de París buscando la pena de muerte contra el maestre Miguel de Villanueva, y la sentencia que le advertía de graves consecuencias sobre determinados tipo de obras, y le puso en guardia sobre todas las futuras, de lo cual hemos tratado en la sección.
Volviendo al prólogo en cuestión, vemos como el verdadero autor será el que redactará un prólogo anónimo (sin que aparezca ningún impresor en él), con idéntico párrafo final al de esta obra que nos ocupa:
“[…] Que, si no me engaño, no es nuestra obra insignificante, y si tú, lector español, la aprobases una vez, nos volveríamos más dispuestos a realizar otra forja para los españoles. ¡Adiós!”
¿Quién es este autor? Evidentemente Miguel Servet, el que realiza las traducciones españolas de esta clase de obras en este taller de los Frellon, y no sólo por las declaraciones de Frellon, sino por más indicios internos y externos, como veremos.Y efectivamente, como indica en el prólogo, esta labor de traducción de gramáticas latinas al español continuará.
En dicho prólogo, se menciona a Cordier y cómo había trabajado los Dísticos y dado una versión francesa de dicha obra, y que en esta en cambio se han colocado traducciones españolas donde antes estaba la traducción francesa. Ya veremos que realizará una adaptación, y no sólo una traducción española del latín original. En el mismo prólogo, también explica cómo se ha seguido la doctisima edición de Erasmo, (nombre que aparece en mayúsculas):
“….en esta traduccioncita se han seguido los más sabios escolios de ERASMO (sic) y su sentido raramente se ha abandonado”
Además, coloqué delante de casi cada dístico algunos epítomes…”
En esta obra Servet seguirá los textos latinos de la obra de Erasmo, pero en el estilo de presentar la obra, y dónde comentar, seguirá los trabajos de Cordier mencionados, en los que este último también había incluido comentarios de otros autores, como por ejemplo Quintiliano, Virgilio, Horacio, Séneca o Ovidio. En el mismo prólogo, y como refiere González Echeverría, Servet muestra su preocupación pedagógica por los niños, que como buen humanista llama “bagatelas pueriles”. Así, la idea que tenía Servet al dar una versión española del Catón siguiendo el estilo de Cordier, era crear un verdadero tratado gramatical latino traducido al español -como también lo hará con su Librito sobre la construcción de las ocho partes de la oración, en el mismo taller, o con Libro infantil de notas sobre la elegancia y variedad de la lengua latina el taller de la viuda de Birckmann, el socio de Frellon en Flandes- y destinado a los más pequeños de España y Flandes.
Además, los Frellon utilizaron los tipos, mayúsculas, paréntesis, para diferenciar y clarificar todavía más las diferentes partes de las que constaba el estudio de los Dísticos, no estando presentes en el texto original, constituyendo una obra muy bella, y de gran valor pedagógico. Que los Frellon contrataran al maestre Miguel de Villanueva para la versión española de esta obra tenía todo el sentido del mundo, pues Servet dominaba perfectamente el griego y francés, y en este caso sobre todo el latín, y así podía perfeccionar una versión a su idioma materno, el español. Pero es que hay que recordar que además, había sido uno de los cuatro Maestros en Artes del Estudio General de Zaragoza, centro donde la mayoría de los alumnos eran estudiantes de Gramática latina, para la cual también se utilizaban obras de Erasmo como los Coloquios, que se leían en 1527, sobre lo que adelantaremos algunos datos pronto. Estos catedráticos en Artes controlaban parte de la enseñanza de la Gramática, y algunos la enseñaban, y parece que todos la habían enseñado con anterioridad a conseguir el puesto de Maestro en Artes -es decir, catedrático en Artes- cuando habían sido seleccionados para los cargos de Cubicular, Camarero, o Bachiller. Luego lo que hace Servet aquí es exáctamente lo mismo que había hecho en la tercera década del s.XVI cuando era docente en el Estudio Mayor de Zaragoza: enseñar Gramática Latina ( y moral) para los niños españoles, con obras erasmistas.
A lo largo de los cuatro capítulos que contienen estos versos latinos, cada uno de los dísticos comienza con un prefacio, y siguiendo la línea de Cordier, si el texto latino hay expresiones contrarias a la moral cristiana (generalmente de egoísmo o interés), se advierte, y se corrige. Miguel, como ya comentaba en el prólogo, debía yuxtaponer su versión española al texto latino. En este verdadero tratado gramatical, de mucha mayor complejidad y extensión que Los retratos o tablas de las historias del Testamento Viejo, Servet ordena cada dístico en un secuencia lógica gramatical (sujeto, verbo, complemento, etc.) y añade la palabra latina que falta en cada dístico latino. Así, a la poesía latina de cada dístico se añade una versión española, no una traducción literal, sino acomodado al sentido del texto latino, ampliando el número de vocablos utilizados, o sinónimos, (ej: “pro te”, “por tu punition o satisfaction”; “subito”, “súbitamente es, a saber, quando el hombre no piensa”), ya que lo importante era el sentido, y para ello a veces era necesario dar más información. Después de dichos cuatro capítulos, y como cierre de esta obra de 136 páginas, le sigue, al igual que en ediciones de Erasmo, los “Célebres dichos de los siete sabios de Grecia, con su traducción”, con 76 dichos en español.
“La muerte no se debe de temer. Haz que propones en ti mismo, como cosa cierta que tu no debes temer la muerte, la cual, aunque no sea buena, empero es la fin de todos los malos (sic) desta vida.”
“Cuando tú habrás leído muchas cosas, no debes aun César, mas leer otras muchas. Y aunque no cumpla dar por to[da] fe a los poetas, empero la licion dellos delecta mucho, acausa que han escrito cosas maravillosas. Haz que leas muchas cosas y cuando tú habrás leído mucho, lee aún otras muchas, porque los poetas escriben en verso, que se canta cosas maravillosas y delectables.”
“Cumple servir a Dios de puro corazón. Pues que Dios es cosa espiritual como las profecías nos testifican. Él debe de ser servido de ti, principalmente, de limpieza de ánima y de espirito.Seas siempre semejante a ti mesmo, no variable ni inconstante.”
Esta obra tuvo más ediciones idénticas, ya en 1551 con Jean Frellon, pues su hermano Francisco había fallecido; en 1556 otra vez con Jean Frellon, y con su socio Antoine Vincent, utilizando al impresor Michael Dubois quien había venido desde Ginebra. Hubo otra edición en Amberes de 1563, precisamente en el taller de Stelsio, impresor de Las Ymagines. También en Amberes, con el impresor Felipe Nucio, en 1565, pero sin el prólogo impreso por Jean Frellon de 1543. Y es que este parece ser el fin último de muchas de la Obra Española de Servet: el imprimir en territorio hispano-hablante obras de traducción impresas o diseñadas en Lyon, por Miguel Servet, los Frellon y parece que también por los Trechsel.
Es por tanto una obra gramatical latina erasmista, vertida al español, en el taller de los Frellon, tal y como había descrito Juan Frellon a la Inquisición en 1553, y coincide exactamente con parte de la labor de docente de Servet en el Estudio de Zaragoza, y además, el autor utiliza arcaísmos y vocablos muy similares a los de Los Retratos y las tablas (“cativos” , “loor”, “scientia”, y escritura de navarrismos y aragonesismos como “nadi”, o “mida”, o “ciudat”; o otros como “endurar”, o galicismos como “muy más fácil”) impresa ese mismo año. Y es el mismo autor que la obra de 1549 del taller de Jean Frellon.
Bibliografía consultable
- (2017) Tesis doctoral en Historia Moderna en la EIDUNED ( Escuela Internacional del Doctorado de la UNED) en Madrid, el día 12 de enero de 2017, Miguel Servet y los impresores lioneses del siglo XVI. Sobresaliente cum laude. Directores D. Carlos Martínez Shaw, catedrático de Historia Moderna UNED Madrid y D. Luis Jesús Rodríguez Fernández, Doctor en Medicina, Director de UNED-Tudela, pp. 146-161, 276-284. http://e-spacio.uned.es/fez/view/tesisuned:ED-Pg-HHAT-Fjbgonzalez